ORLANDO, de Virginia Woolf. La escritora narra en forma de una biografía de tal forma que muchas veces corta el relato para explicarlo, acotarlo, o rebelar fuentes o cubrir momentos oscuros de Orlando, joven caballero de futuro luchador y guerrero, que pronto entra en la corte de Isabel de Inglaterra como protegido y amante suyo; pero la literatura y el amor le apartarán del honor guerrero. Un amor no correspondido por una princesa rusa transformará su vida y el propio relato de las andanzas de Orlando. La búsqueda de sí mismo le llevará por caminos inesperados siempre cercanos a los libros y una incertidumbre interior. Cierta vez, cuando era embajador en Constantinopla, ocurre un cambio radical en su vida: se convierte en mujer pero no piensen en travestismo, o cosas parecidas se despierta en un cuerpo de mujer. Ese cambio irá unido a una completa alteración de la percepción de las cosas, de la vida, del amor, de los libros, de la sensibilidad por lo exterior y lo interior… de todo. Virginia Woolf critica y ataca la forma de ser educadas y tratadas las mujeres, como tales, entonces y ahora. “Orlando” no es sólo la historia y la biografía de ese personaje. El tiempo de la novela incluye más de 400 años, la mayor parte de ellos entre los 30 y los 36 años de Orlando, y en los que el personaje asume con naturalidad ese paso y se zambulle en las nuevas épocas por las que vive sin envejecer… además hay una fina, a veces, y gruesa, otras, ironía, y critica literaria; y hay luz y ciudades y campos y vida y futuro… Es un libro arduo, difícil y complicado e leer.
jueves, 19 de febrero de 2009
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