Hace poco he descubierto a Stefan Zweig. Tengo que reconocer que sus libros me han impresionado mucho por la profundidad de su reflexión en pocas páginas. Por eso, cuando llegó a mis manos Mendel el de los libros no dudé un instante en la posibilidad de hacer de este libro un magnífico regalo y, pensándolo mejor, convertirlo en un trofeo, en un premio, en un reconocimiento a esos hombres y mujeres que hacen mucho por los libros y por la cultura, y muchas veces de forma anónima y generosa.
Haciendo una larga meditación llegué a la conclusión que si ese reconocimiento lo hacía públicamente tendría que empezar por mi amigo, Ángel Pinel. Suena mal, suena a amigo. Pero eso es lo bueno, que los años han ido creando amistad. Lo conocí como Concejal de Cultura en el Ayuntamiento de La Puebla de Montalbán. Él me enseñó a querer a su pueblo y yo le mostré las inquietudes que tenía y que percibía desde la calle misma. Pronto nos dimos cuenta que ambos queríamos lo mismo, el bien de La Puebla y el bien de los pueblanos. Sentí y comprendí que tuviera que dejar la política por motivos familiares. Llegué a pensar que sería amigo del próximo alcalde, pero no. El hombre propone y Dios dispone, diría su madre, la Pepa. Feliz en su matrimonio al que se unió con Pilar de Carmena y feliz con su hija, Rosalía, después de unos años ha vuelto a tomar la vanguardia cultural de La Puebla de Montalbán con un papel sencillo y transcendente, sin importancia, pero cuya presencia es importante en el Club de Lectura, en el Club de Cine, en Radio Puebla con su programa Protagonistas.
Y es lo que pretendía yo, hacerle protagonista en este Desván de los Libros, desde donde tiene, como buen académico del saber, una silla para disfrutar de los buenos libros. Creo que sí, que Pinel es un Mendel, un Mendel de los Libros, y que puede ser mucho más.
Muchas felicidades, Ángel. Te lo mereces, como dice la canción. Ya me ayudarás para elegir al Mendel del año que viene.
Gracias.
1 comentario:
Sin Palabras...
Infinitas Gracias...
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