jueves, 30 de junio de 2011

Por Tierras Pueblanas.

Buenas tardes Amigos de Radio Puebla.


Me preguntaba Gabi por el facebook que qué tal de nuevo por las Tierras Pueblanas. Los días 4 y 18 volví a La Puebla de Montalbán a ser testigo eclesial de los enlaces matrimoniales de una antigua alumna y una amiga. Ya de por sí las ceremonias fueron muy emotivas, cada cual con su estilo. Pero lo que verdaderamente resultaba afectivo era el reencuentro con La Puebla. El día 4 casi no tuve tiempo para saborear nada, las calles por el calor estaban vacías, las Monjas acapararon mucho de ese poco tiempo y con tanto mirar el reloj me iba poniendo más nervioso. Fue muy bonito ver y sentir la emoción de la buena gente de La Puebla al verme, zarandeando una sonrisa que casi se convierte en lágrima, diciéndome en dos palabras el resumen de dos años.



El segundo día tuve más tiempo, aunque de primeras la jornada se presentaba tan agobiante o más que la anterior. Poco a poco me voy haciendo un hueco en Guadalajara y se va llenando mi agenda de responsabilidades que realizar y cumplir. Pero se suplimieron y el fin de semana fue como unas pequeñas vacaciones. En la oscuridad de la noche recorrí el Paseo del Colesterol que tan y tantos recuerdo tengo en mi corazón. De noche las cosas se ven distintas y los recuerdos se llenan de luz. No sé cómo sucedió, pero un vehículo, cuyo conductor me reconoció, maniobró mal por saludarme y casi se sale del asfalto. Por la mañana visité la Soledad. ¡Qué madrugadora, Sagrario, que a las siete de la mañana ya le está rezando a la Virgen! Buenos días, le dije. Y me fui a la Churrería. Si de algo tiene buen sabor La Puebla de Montalbán es a chocolate, al rico chocolate de la Churrería, y a sus churros, claro. Allí encontré a una novia casada que se marchaba a la cama a descansar, a viejos conocidos, a rostros con los que compartí una ilusión y, ahora, dos años después, el nacimiento de un hijo le ha vuelto a cambiar la vida. Que alegría volver a ver a Tito, el rumano, pocos jóvenes tienen la capacidad de trabajo que él. En fin, muchos recuerdos a primera hora de la mañana de un domingo.


Y en la Plaza, la mirada al cielo se cargaba de banderitas de colores con olor a encierro. Entonces la mente se agolpaba de rostros, nombres y cuerpos que en unos palos buscan la protección de una cornada. Los chillidos y aplausos de un buen salto. Y las cañitas de los amigos que esperan en el frescor de una sombra.

Gabi, por Tierras Pueblanas, muchos recuerdos. Lástima que siempre haya esa gaspachera que con sus malas palabras y feos modales, enturbie la memoria. Pero la vida continúa y a cada uno se le dará lo que merece. Por lo menos eso creo yo, porque uno cosecha lo que siembra.

Gracias, Puebla. Buenas tardes.

Un abrazo.
Gregorio.
Guadalajara, 30 de junio de 2011.
Felices Vacaciones.





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